ADDEMDUM FINISPIRA #5 - San Francisco: El Templo Bajo el Sol

 




ADDEMDUM FINISPÍRA Nº5

San Francisco: El Templo Bajo el Sol

Entre las sombras del Centro Histórico de Quito, el Convento de San Francisco se erige como un laberinto de símbolos y silencios.

Los quiteños lo llaman El Escorial del Nuevo Mundo por su magnitud y por la solemnidad de sus muros.
Su historia se remonta a 1535, apenas un año después de la fundación española de la ciudad.

Bajo su arquitectura barroca se han encontrado estructuras prehispánicas, probablemente pertenecientes a edificaciones incas del palacio de Huayna Cápac o de sus descendientes.
Durante más de siete décadas, mitayos indígenas trabajaron en su construcción bajo la dirección de los frailes franciscanos, mezclando técnicas andinas con la nueva simbología cristiana.

 La leyenda de Cantuña

En los claustros aún se susurra la historia del maestro indígena Cantuña, encargado de construir el atrio del convento.
Acorralado por el plazo imposible, pactó con el diablo: las fuerzas del inframundo levantarían la obra en una sola noche a cambio de su alma.
Cuando el alba se acercó, faltaba una piedra.
Cantuña la había escondido.
Así, el pacto se rompió y su alma fue libre.

Esta leyenda, recogida desde el siglo XVII, se ha convertido en una de las narraciones más conocidas del Quito colonial, y su piedra “faltante” simboliza —para muchos— el ingenio del hombre frente al poder.

Arquitectura del Sol

El templo no está orientado al azar.
Su eje principal se alinea con el recorrido del sol naciente sobre la línea equinoccial, fenómeno perceptible durante los equinoccios de marzo y septiembre.
Estudios contemporáneos del Observatorio Astronómico de Quito han señalado que el amanecer incide directamente sobre el atrio y el altar mayor, produciendo un juego de luces que parece “atravesar” la iglesia.
No hay evidencia de intención prehispánica documentada, pero el efecto visual existe y es observable.

San Francisco es, así, una de las obras coloniales donde el sol parece dialogar con la piedra.

El subsuelo

Bajo los mosaicos y cimientos del convento existen cripta y estructuras coloniales documentadas en procesos de restauración.
Diversos cronistas del siglo XIX mencionan túneles que habrían conectado San Francisco con otros templos cercanos como Santo Domingo o La Compañía de Jesús.
Hasta hoy, no hay estudios arqueológicos públicos que confirmen su extensión, pero las investigaciones del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural reconocen cavidades y pasajes sellados de origen colonial.

El subsuelo de San Francisco guarda, al menos, una certeza: que Quito fue construida sobre un entramado de piedra, fe y memoria.




Anexo — El Ojo de San Francisco

La historia de Finispíra tiene raíces en cosas que realmente existen.
Una de ellas está en el corazón del Convento de San Francisco, en Quito.

Años atrás, mientras hablábamos entre amigos sobre los símbolos que se repiten en la ciudad —los soles, las serpientes, las estrellas escondidas en los templos— alguien mencionó que detrás del altar principal había un adorno extraño.
Un triángulo con un ojo.
No aparecía en ningún libro ni en las visitas guiadas. Solo se veía si sabías dónde mirar.

La curiosidad quedó suspendida, como una nota que no se apaga.
Mucho tiempo después, un amigo volvió al lugar y tomó la foto que se ve aquí.

Gracias a mi amigo Adrian Aguilar por la imagen.

Es real. Está ahí.
El ojo existe.

Cuando la vi por primera vez, supe que ese detalle tenía que entrar en el libro.
No como un simple símbolo, sino como una presencia —una puerta, una mirada que observa desde lo invisible.
En Finispíra ese triángulo se transforma en un signo vivo, en un eco que une lo solar con lo oculto.

Al final yo no inventé nada, solo seguí las pistas que la ciudad ya había dejado.

DU


📜 Fuentes verificadas

  • Museo San Francisco de Quito (documentos históricos y guías oficiales, 2024).

  • Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC, reportes de restauración 2017–2022).

  • Observatorio Astronómico de Quito (estudios de luz equinoccial, 2018).

  • Crónicas de Quito Colonial, Fray Juan de Velasco, s. XVIII.

  • Iglesia y Convento de San Francisco — Archivo UNESCO / Patrimonio Mundial (1978).

Comentarios

  1. Una parte que adoro de escribir es investigar para que la historia parezca que puede haber ocurrido, ya sea con lugares, acontecimientos históricos, personajes reales o culturas. El libro parece uno de esos en los que el escritor ha investigado bastante.

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